Una cocción inadecuada de un huevo duro puede provocar problemas a la hora de pelarlo, y un sabor y consistencia no óptimos. Todo lo que no sucederá con el método de cocción ideal.
El huevo duro representa un clásico atemporal de la cocina diaria, apreciado por su versatilidad y valor nutricional. Ideal como snack, ingrediente de ensaladas o protagonista de platos más complejos, el huevo cocido ofrece un amplio abanico de usos.
Habitualmente, su preparación se realiza sumergiéndolo en agua hirviendo, un método sencillo pero que requiere atención para evitar romper o cocinar demasiado el huevo.
Luego está el pelado, que puede resultar difícil., especialmente si el huevo está muy fresco. Sin embargo, existen alternativas que prometen simplificar aún más la preparación del huevo duro, reduciendo el tiempo que lleva y facilitando su pelado.
El método tradicional para cocinar y pelar un huevo duro consiste en sumergirlo en agua fría, llevarlo a ebullición poco a poco y dejarlo cocer durante unos 9-12 minutos, dependiendo de la consistencia deseada de la yema. Después de la cocción, se recomienda sumergir el huevo en agua fría para detener la cocción y facilitar su pelado.
Huevo duro, el método más cómodo para cocinarlo
Este proceso, conocido como “choque térmico”, facilita la extracción de la cáscara, pero no siempre garantiza resultados perfectos, especialmente con huevos muy frescos donde la cáscara se adhiere firmemente a la clara.
Si bien es confiable, este método requiere tiempo y atención para administrar los tiempos de cocción y enfriamiento. Una revolución en términos de sencillez y practicidad la representa cocinar huevos duros en la freidora.
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El método en cuestión no requiere agua. y te permite cocinar varios huevos al mismo tiempo, dependiendo del tamaño de tu freidora. Para obtener huevos duros perfectos, simplemente coloque huevos a temperatura ambiente en la freidora, configure la temperatura a 100°C y el cronómetro a 15 minutos.
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Después de la cocción, los huevos se sumergen en agua fría para facilitar su pelado. Este método ofrece una doble ventaja: los huevos se cocinan uniformemente y la cáscara se quita fácilmente, incluso si los huevos están muy frescos.
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Y al hacerlo la yema queda bien centrada, lo que hace que los huevos cocidos obtenidos en la airfryer sean perfectos no sólo para disfrutarlos solos, sino también para utilizarlos en recetas más complejas. Esta técnica rápida y sencilla demuestra cómo incluso las preparaciones más simples pueden beneficiarse de la innovación tecnológica en la cocina.
