Los malvaviscos de chocolate esponjosos son la idea perfecta para un postre sencillo y sabroso sin hornear. Su preparación es trivial y el número de ingredientes muy reducido. Con solo tres productos baratos y fáciles de conseguir, crea una delicia a’la malvavisco.

En nuestro país no faltan los amantes de los malvaviscos. No hace falta ir a la tienda para disfrutar de un postre ligero y aterciopelado. Una idea mucho mejor es preparar un dulce en la comodidad de tu propia cocina. Su preparación es trivial y con la siguiente receta no tienes posibilidades de estropearla.

Malvavisco casero con tres ingredientes. Es increíblemente ligero y envuelto en chocolate.

Puedes preparar fácilmente un postre casero a la malvavisco con solo unos pocos ingredientes. Todo el proceso consiste en preparar una espuma ligera a partir de leche condensada fría y gelatina. Recomendamos usar incoloro; gracias a él, el manjar tendrá un color blanco lechoso. Sin embargo, si quieres diversificar tu postre, no dudes en utilizar gelatina de frutas. Los malvaviscos coloridos definitivamente se ven y saben igual de buenos. Una vez que tengas la mezcla de malvaviscos sólida, rocíala con chocolate derretido y tus papilas gustativas estarán en el cielo.

Ingredientes:

  • 250 ml de leche condensada,
  • 90 g de chocolate (puede ser con leche u oscuro),
  • 70 g de gelatina transparente (1 paquete).

Postre esponjoso de malvaviscos sacado de la nevera. Método de preparación

Primero, asegúrese de que la leche esté completamente fría. Vierte la gelatina en un vaso de agua caliente y revuelve hasta que se disuelva por completo. Deje la gelatina disuelta a un lado para que se endurezca. En el siguiente paso, vierte la leche condensada en un bol y bátela. Cuando el líquido tenga la consistencia de una espuma ligera, agrega la gelatina concentrada.

Mezclar todo bien y luego verter la mezcla ligera y esponjosa en un molde forrado con papel de aluminio. Mete la lámina con la espuma en el frigorífico para que endurezca. Lo ideal es dejarlo enfriar durante la noche. Al día siguiente lo sacamos de la nevera y lo cubrimos con chocolate derretido al baño maría. Cuando el chocolate de la espuma se endurezca, córtalo en trozos más pequeños y empieza a comer. ¡Buen provecho!

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