El yogur es un producto lácteo que puede variar en sabor y consistencia según el método de producción y los ingredientes utilizados y su proporción. Es natural que uno pueda ser más espeso y suave, mientras que otro puede ser más líquido y ácido. A veces, sin embargo, precipita un líquido en la superficie del yogur. ¿Qué significa eso?
Desde pequeños nos han enseñado que un cambio en el aspecto de los alimentos es una señal de alerta. Un producto de este tipo puede estar estropeado y no ser apto para el consumo. Por eso, muchas personas se muestran reacias a consumir con esta agua tan especial. Te explicaremos si es posible simplemente removerlo, o si es mejor verterlo o tirar todo el paquete por completo.
¿Qué es ese líquido que se acumula en la superficie del yogur?
¿Alguna vez has notado que hay un líquido extraño flotando en la superficie de tu yogur o crema? Muchas personas, perturbadas por esta visión, deciden tirar el producto, pensando que está dañado. Al mismo tiempo, resulta que este líquido «insignificante» es extremadamente valioso.
El yogur es un producto que muchas veces consumimos solo, pero también con fruta, o como ingrediente de otros platos. Sin embargo, si lo dejamos reposar mucho tiempo puede que empiece a desprenderse y se forme un líquido poco visible en la superficie. ¿Significa esto que los productos lácteos ya no son aptos para el consumo? Absolutamente no.
Para entender de dónde viene este líquido, conviene observar el proceso de producción del yogur. Este producto se elabora a partir de leche pasteurizada mediante el proceso de fermentación de la leche. A la leche se le añaden cepas bacterianas de Lactobacillus bulgaricus y Streptococcus thermophilus, seguido de una fermentación de cinco horas a una temperatura de 40 a 50 grados.
Los yogures naturales son una fuente de proteínas de fácil digestión, además de calcio, vitaminas del grupo B y bacterias de la fermentación láctica, beneficiosos para la microflora intestinal. El consumo regular de yogur puede reducir el riesgo de obesidad, enfermedades cardiovasculares y tiene un efecto positivo sobre la mineralización ósea. Por lo tanto, vale la pena incluir este producto en su menú diario, por supuesto, si no tiene intolerancia alimentaria al azúcar de la leche, es decir, a la lactosa.
Entonces, ¿deberíamos temerle al «agua» del yogur? De lo contrario. Este líquido que aparece en la superficie del yogur u otros productos lácteos no es otro que el suero. Es extremadamente valioso, contiene muchos nutrientes, por ejemplo calcio, probióticos y vitamina B12. En lugar de verter el suero, es bueno mezclarlo con yogur y consumirlo junto con él. De esta manera suministramos a nuestro cuerpo nutrientes más valiosos.
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