Consejos útiles

Almejas, cómo debes conservarlas crudas y cocidas, para evitar infecciones y disentería

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Por muy buenas que sean potencialmente peligrosas: las almejas frescas en la cocina son un regalo pero pueden ser un peligro, si observas estas reglas nunca te equivocarás

Los moluscos, una gran riqueza de nuestros mares y por tanto de la cocina italiana. Son buenos, son buenos y además relativamente baratos. Sobre todo, se prestan a multitud de recetas, preparaciones aptas para todas las edades. Esto también se aplica a las almejas, las reinas de nuestra cocina: pero ¿estás seguro de que las conservas lo mejor que puedes, tanto crudas como cocidas para no arriesgar nada?

Como todos los demás moluscos, las almejas también son potencialmente peligrosas porque pueden provocar disentería, infecciones, gastroenteritis que también provocan fiebre y agotamiento. Ojo, estamos hablando de un riesgo teórico porque si respetamos unas reglas básicas no habrá problema.

Mientras tanto, comencemos por la compra, que es el primer factor discriminante. ¿Has visto una bonita bolsa de almejas en el mostrador de la pescadería del mercado o del supermercado? Genial, pero ten cuidado con lo que compras.
De hecho, por ley, en el envase se deben informar algunos datos imprescindibles como la fecha de envasado, el método de producción, la variedad y la trazabilidad. Y mientras lo hace, compruébelo primero. Si ves algunos rotos o ya abiertos, no los consideres en absoluto.
Ahora que estás en casa, el primer paso imprescindible: las almejas hay que purgarlas y no lo estés porque la concha puede contener arena. Para sentirnos bien necesitamos remojar: al menos una hora, pero mejor dos, en un recipiente con agua fría y una cucharada de sal gorda. Es necesario para ‘limpiarlos’ pero también ayudará a su apertura durante la cocción. Y cuando estén listas, no las escurras sino que las recoges directamente con las manos.

Almejas sin peligro, también puedes congelarlas: aquí tienes todos los pasos decisivos

La única forma segura de evitar la intoxicación alimentaria es cocinar almejas. Pero cuidado con el momento, porque como ocurre con todos los moluscos corremos el riesgo de volverlos gomosos y, por tanto, no comestibles. Generalmente, desde que las ponemos en una sartén o sartén y las cerramos con la tapa, bastan 7,8 minutos para que se abran.
Siempre es mejor remover la olla o sartén en los primeros minutos, esto acelera el procedimiento. Y si a pesar de haber cumplido todos los pasos nuestras almejas no se han abierto, de nada sirve forzarlas: las que quedan cerradas, como ocurre con los mejillones, los altramuces y similares, se tiran.
¿Podemos congelar y descongelar almejas crudas sin correr el riesgo de que el producto cambie y nos haga daño? La respuesta es sí, pero necesitamos algunas herramientas: un bol grande, una esponja de acero, un paño húmedo, agua fría y sal.

Después de haber sumergido las almejas en el recipiente lleno de agua y sal, cogemos la esponja de acero (de las que usamos para los platos). Frotamos bien todas las conchas para quitar las incrustaciones y luego colocamos las almejas en las clásicas bolsas de plástico aptas para guardar alimentos. De esta forma se conservarán en el congelador al menos 20-30 días.
Cuando saquemos las almejas congeladas del congelador las dejamos descongelar en el frigorífico y las utilizamos como si estuvieran frescas. Y una vez descongelados debemos consumirlos en un plazo de 24 horas sin volver a congelarlos nunca.
Pero ¿y si cociésemos las almejas y sobraran? Pelar los moluscos y colocarlos en un tarro de cristal junto con el jugo de cocción filtrado por un colador. Déjalos reposar durante 1 hora, luego cierra el frasco con la tapa. Durarán hasta 48 horas en el frigorífico. Alternativamente está el congelador por un máximo de 2 meses.

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Marina García
¡Hola! Soy Marina García, escritora de arte de la jardinería, amante de la cocina y defensora entusiasta de los consejos útiles.