Cuando el pan se endurezca, podrás volver a dejarlo fresco y esponjoso fácilmente. Este truco se convirtió en un éxito.
El pan fresco tiene la típica corteza crujiente y un interior blando, pero después de tan solo un día de almacenamiento, empieza a perder estas propiedades. Ablanda, seca y muchas veces se utiliza únicamente para la preparación de pan rallado o como alimento para animales.
¿Cómo devolver al pan su frescura y suavidad originales?
uso del horno
Precalienta el horno a 150°C. Si la corteza del pan está muy dura, humedecerla ligeramente con agua o rociarla ligeramente. Envuelve el pan en papel de aluminio, que atrapará el vapor y mantendrá la humedad en el interior. Luego mételo al horno y calienta durante aproximadamente 5 a 15 minutos, ajustando el tiempo de calentamiento a la dureza y tamaño del pan. Si la corteza parece demasiado suave y húmeda después de calentarla, retire el papel de aluminio de la parte superior y hornee por otros 5 minutos para que vuelva a quedar crujiente.
Microondas
Si tienes un trozo de pan más pequeño, puedes meterlo en el microondas junto con una taza con un poco de agua. Enciende el microondas durante 15 a 20 segundos. El vapor del agua ayudará a que el pan recupere su suavidad y elasticidad.
Cocer al vapor en una olla
Si no tienes una olla de vapor, los utensilios de cocina comunes serán suficientes. Coge la olla en la que pondrás el colador. Vierte una pequeña cantidad de agua en la olla y déjala hervir. Luego apaga el fuego y retira la olla del fuego. Coloca el colador en la olla de manera que no quede en el agua, sino solo encima. Luego coloca el pan en el colador y cúbrelo con una tapa. Después de unos minutos de cocción al vapor, el pan volverá a estar blando.
Es importante consumir el pan inmediatamente después de calentarlo, porque se endurece rápidamente. Su frescura dura sólo unas horas.
Si quieres conservar el pan por más tiempo para que no se seque ni se enmohezca, mételo en una bolsa de plástico o envuélvelo en papel de aluminio y colócalo en el congelador. El pan así almacenado debe consumirse en el plazo de un mes para que no pierda su calidad.