Consejos útiles

Ya no laves los platos así, terminarás comiendo gérmenes también

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Lavar los platos es una acción que nunca se debe subestimar y que se realiza siguiendo procedimientos muy específicos… al menos para evitar comer los gérmenes acumulados junto a tus platos.

Nuestros platos se encuentran entre los utensilios de cocina que más cuidado y atención al detalle requieren para estar siempre perfectamente higienizados. Puede que te parezca extraño, pero aquí acecha una larga serie de gérmenes que luego atacan nuestro organismo.

Todos, entonces, tenemos la certeza de que estamos llevando a cabo esta acción de la mejor manera posible y, sin embargo, precisamente en esos gestos ya naturales se esconden errores que nunca debemos subestimar.

Demasiados gérmenes en los platos…

Los platos pueden convertirse en un auténtico nido de gérmenes si no les prestamos la debida atención, por eso no debemos cometer algunos errores que, para muchos, representan hábitos cotidianos que conviene corregir.

Lo primero que debe hacer es Evite dejar los platos secar en un escurreplatos., que en poco tiempo ya estará lleno de otros gérmenes que han encontrado terreno fértil en el agua que se acumula mientras tanto. Ciertamente no termina aquí, dado que hay otro hábito que inevitablemente conviene corregir. De esto se trata específicamente.

Ya no laves platos así, comes comida y bacterias.

Siempre debemos prestar atención a cómo lavamos los platos que, como es lógico, debemos intentar higienizar a fondo, pero sin encontrarnos con los diversos y posibles errores. Cuando se dice, por lo tanto, pone nuestra atención en el esponjas los cuales son muy utilizados en casos como estos, en los que sin embargo todos tendemos a subestimar una cosa muy importante… el tiempo de uso.

Cuando utilizamos cualquier esponja para lavar platos y vajilla, por tanto, debemos tener en cuenta que estas tienen fechas de vencimiento no escritas. De hecho, cada esponja se puede utilizar durante un periodo de tiempo limitado y no durante meses enteros, hasta que se deshaga. El consejo es cambiar las esponjas al menos cada 3 días, para tener esponjas que aún no se hayan convertido en colonias de gemas.

Con cada uso, la esponja retiene agua, restos de comida invisibles al ojo humano e incluso jabón, que se convierten así en auténticas colonias de gérmenes y bacterias que, de lavado en lavado, ponemos en contacto con la vajilla y, en consecuencia, con la comida. Una acción que también podría llevarnos a tener infecciones y más, poniendo siempre a nuestro cuerpo en un contexto de estrés y vulnerabilidad.

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Marina García
¡Hola! Soy Marina García, escritora de arte de la jardinería, amante de la cocina y defensora entusiasta de los consejos útiles.