Consejos útiles

¿Estás estresado y de mal humor? La causa puede estar en los intestinos.

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Las bacterias que viven en nuestro sistema digestivo tienen muchas funciones. Participan en el proceso de digestión, fortalecen el sistema inmunológico e influyen en el funcionamiento del sistema nervioso. Si la composición de la microbiota es incorrecta, todo el cuerpo puede sufrir. ¿Qué problemas de salud, incluidos los mentales, pueden surgir entonces? Esto lo dijo el prof. Doctor. n. med in n. odr Karolina Skonieczna-Żydecka, investigadora.

¿Por qué necesitamos bacterias?

En nuestro cuerpo viven unos dos kilogramos de diversos microorganismos. No todos son beneficiosos para nosotros, pero el predominio de los “buenos” hace que el organismo funcione correctamente. ¿Por qué necesitamos los microorganismos que viven en él? Entre otras cosas, para el buen funcionamiento del proceso de digestión. Las bacterias secretan enzimas que permiten al cuerpo descomponer sustancias de los alimentos que no podría manejar por sí solo. La composición de nuestro cuerpo también determina la eficacia con la que funciona el sistema inmunológico. Las células inmunitarias situadas en el tracto gastrointestinal están estrechamente relacionadas con las bacterias que viven allí y controlan si se produce una alteración en la composición de la microbiota. Curiosamente, las células inmunitarias del intestino sin la participación de microorganismos no pueden evaluar la amenaza y activar la producción de anticuerpos. Las bacterias intestinales también afectan a nuestro funcionamiento y por tanto a nuestra salud mental. – Todos los metabolitos que se encuentran en el tracto digestivo pueden tener un efecto positivo o negativo – dijo el Prof. Doctor. n. med in n. odr Karolina Skonieczna-Żydecka, investigadora.

El cerebro y el intestino están estrechamente conectados y se comunican entre sí. Entre ellos tienen lugar toda una serie de procesos bioquímicos. Los microorganismos que viven en el sistema digestivo controlan la salud de todo el cuerpo y, en caso de amenaza, «envían» información al cerebro, que activa los mecanismos de defensa necesarios.

Un impulso a actuar es, por ejemplo, una situación en la que nuestra microbiota está dominada por bacterias que tienen efectos proinflamatorios. El cerebro alertado activa la secreción de cortisol, lo que reduce la inflamación. Recuerda que una concentración elevada de esta hormona en el organismo es sinónimo de estrés. Aunque es algo completamente natural y muy necesario desde el punto de vista evolutivo, cuando es permanente se vuelve peligroso y contribuye a problemas de salud, incluidos los mentales (p. ej. ansiedad).

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Microbiota alterada: ¿cuáles pueden ser las consecuencias?

Dado que la microbiota es en gran medida responsable de nuestra inmunidad, alterar su equilibrio puede enfermarnos con más frecuencia. Cabe destacar que no se trata sólo de infecciones comunes, sino también de enfermedades autoinmunes.

La composición incorrecta de la microbiota afectará a la secreción y acción de algunos metabolitos, por ejemplo, la galanina. – Tiene muchas funciones metabólicas, como la percepción del dolor, la regulación del ciclo sueño-vigilia y también es responsable del estado de ánimo. Además, contribuye a la activación de la secreción de hormonas por parte de las glándulas suprarrenales, incluido el cortisol, explicó el especialista. Por lo tanto, si no funciona correctamente se pueden producir problemas de sueño y trastornos del estado de ánimo.

La composición anormal de la microbiota modifica la producción de ácidos grasos de cadena corta, que son la principal fuente de energía para las células epiteliales intestinales y afectan a las células nerviosas. – Estos compuestos pueden atravesar la barrera hematoencefálica e influir en la actividad de la microglía, es decir, las células inmunitarias del cerebro. Por tanto, todo esto se refleja en nuestro comportamiento y emociones – añadió nuestro interlocutor.

Cabe agregar que nuestro sistema digestivo también produce. Contrariamente a la opinión popular, no tiene tanto impacto en nuestro bienestar como parece. – La hormona afecta a las células nerviosas, pero en el intestino. La paradoja es que el exceso de serotonina provoca hipersensibilidad visceral y, por tanto, puede no ayudar a mantener el buen humor, afirmó el profesor. Karolina Skonieczna-Żydecka.

¿Qué altera la composición de la microbiota intestinal?

Además del estrés, la dieta también influye en la composición de la microbiota. Un menú rico en carnes rojas, rico en proteínas y alimentos procesados ​​alterará la composición de la microbiota intestinal y contribuirá a problemas de salud. ¿Y de qué le sirve a la microbiota? En primer lugar, productos que contengan mucha fibra dietética. Sus mejores fuentes son las verduras, las frutas y los productos integrales.

Los medicamentos también son de gran importancia. Aunque los antibióticos nos vienen a la cabeza en primer lugar, no son los únicos que pueden dañar nuestra microbiota. Las investigaciones muestran que hasta el 80 por ciento Los productos farmacéuticos alteran su composición. Este grupo incluye, entre otros: Fármacos antiinflamatorios no esteroides, inhibidores de la bomba de protones y fármacos antipsicóticos.

El sueño también es un elemento importante. Si dura lo suficiente (es decir, 7-8 horas), no sólo podremos regenerarnos, sino sobre todo apoyar todos los procesos que tienen lugar en nuestro cuerpo y hacernos afrontar mucho mejor las dificultades, las infecciones y el estrés.

¿Cuándo tomar probióticos?

Los psicobióticos pueden ser útiles para reconstruir, o más bien restablecer, el equilibrio de la microbiota (estas últimas se utilizan en la terapia de personas que ya tienen problemas de salud mental o que quieren favorecer su bienestar mental).

Aunque las investigaciones confirman que cepas apropiadas de bacterias pueden mejorar la composición de la microbiota, no reconstruirán nuestra flora bacteriana natural. Estos preparados actúan como sustituto, le dan tiempo a nuestras bacterias para multiplicarse en el sistema digestivo y funcionar eficazmente allí.

Una vez que logremos restablecer el equilibrio, tendremos que ocuparnos de ello nosotros mismos. ¿Cómo? En primer lugar, llevando una dieta saludable, tomando sabiamente los medicamentos y -lo que suena trivial- evitando el estrés y sabiendo compensar su exceso.

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Marina García
¡Hola! Soy Marina García, escritora de arte de la jardinería, amante de la cocina y defensora entusiasta de los consejos útiles.