Las albóndigas son uno de los manjares de nuestra cocina. Sin embargo, la carne de cerdo es relativamente difícil de digerir y consumirla con demasiada frecuencia puede provocar problemas digestivos. Por lo tanto, la comida clásica debería «adelgazarse» un poco. ¿Cómo hacerlo? Nosotros te asesoraremos.

Las albóndigas aparecen con bastante frecuencia en nuestros platos. No es de extrañar, son extremadamente sabrosos y abundantes. Sin embargo, no se puede negar que este plato no es bajo en calorías. Si intentas comer ligero y saludable todos los días, pero aún así no puedes resistirte a las clásicas albóndigas, prueba nuestra receta fit. No contienen ni un gramo de carne, pero son sabrosos y fáciles de digerir.

Las «albóndigas magras» no son una broma, sino una alternativa a una comida clásica. Ideal para una dieta de reducción

Las albóndigas sin carne son una excelente alternativa para quienes siguen una dieta reductora o vegetariana. Su ingrediente principal es el requesón y la avena. Combinados con huevos, cebollas y especias, forman un plato sabroso perfecto para un almuerzo o cena rápido. Las albóndigas de la receta siguiente son fáciles de preparar, por lo que las recomendamos a todos los amantes de las delicias fritas.

Ingredientes:

  • 280 g de requesón,
  • 180 g de avena,
  • 3 huevos grandes,
  • pequeña cebolla
  • Aceite para freír
  • sal y pimienta
  • Opcional: 2 dientes de ajo, pimentón picante o ahumado.

Albóndigas crujientes en versión fit. Método de preparación

Coloque el requesón en un bol. Vierte la avena y bate todos los huevos. Agregue la cebolla picada y sal y pimienta según sea necesario. Si desea que las albóndigas queden más distintivas o picantes, agregue ajo machacado y pimentón picante molido o ahumado.

Mezclar todos los ingredientes y luego meter en el frigorífico durante aproximadamente una hora. Pasado este tiempo, saca la mezcla enfriada y comienza a formar albóndigas redondas y ligeramente aplanadas. Ponlos en una sartén con grasa caliente y fríelos por ambos lados hasta obtener una costra dorada y crujiente. Sírvelos con ensalada y, por ejemplo, con puré de patatas o verduras al vapor. ¡Buen provecho!

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