Consejos útiles

Método Kaizen: pruébalo y los resultados te sorprenderán. Incluso te gustarán las comidas que odias.

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¿Quién de nosotros no tiene al menos un plato o producto que odia sinceramente? El culpable en gran parte se debe a situaciones de la infancia y a que nuestros padres o abuelos nos obligaban a comer porque era saludable o porque teníamos que hacerlo. La desgana persiste durante años, pero eso no significa que no se pueda hacer algo al respecto. El arte japonés del kaizen será de gran ayuda.

No toda aversión a la comida tiene por qué ser un trastorno grave, pero puede significar que algo salió mal en el pasado y no podemos convencernos de comer, por ejemplo, sandía o tomate. Vale la pena buscar detenidamente en la memoria y, si esto no ayuda, pedir ayuda a un psicoterapeuta que trabaje en el campo cognitivo-conductual. Tampoco estaría de más probar el método kaizen.

Guía de salud: trastornos alimentarios

¿Por qué no nos gustan ciertos alimentos? Podría ser SED

(Trastorno alimentario selectivo) es un problema que puede afectar no sólo a los niños, sino también, en gran medida, a los adultos. Las causas suelen ser traumas experimentados y acontecimientos caracterizados por emociones fuertes.

Esto incluye, por ejemplo, el momento en el que nos atragantamos con un determinado alimento, cuando éramos niños no nos gustaba un determinado olor, pero de todos modos nos vimos obligados a comerlo, empezamos a llorar o incluso a vomitar.

Si un especialista hace un diagnóstico claro y resulta que estamos luchando contra el SED, el primer paso puede ser la psicoterapia, que mostrará de dónde viene el problema para comer alimentos con una determinada consistencia, olor o estructura. Utilizando las herramientas adecuadas, reducirá el nivel de ansiedad y podrá cambiar nuestro menú de forma permanente.

SED también se observa en personas con . Recuerde que sus sentidos individuales funcionan de manera diferente en su caso. De ahí que aparezcan trastornos sensoriales, que a su vez pueden afectar a la elección de la dieta. Un niño y un adulto pueden mostrar hipersensibilidad o sensibilidad insuficiente a los estímulos.

Hay problemas para distinguir sabores, aversión a las cosas demasiado crujientes, olores intensos o determinadas consistencias. Entonces una buena solución es una consulta en varias etapas en la que participen un logopeda, un fisioterapeuta, un dietista y un psicoterapeuta. Esto último puede sugerir un tipo específico de entrenamiento nutricional para prevenir carencias.

Sin embargo, si no tenemos grandes problemas a la hora de comer y no queremos comer una o dos cosas de nuestra dieta diaria, no está de más probar la técnica kaizen.

Filosofía Kaizen: ¿qué es este arte japonés?

Kaizen es diferente. El nombre es una combinación de dos términos, a saber, kai – cambio, zen – bien. Esta filosofía se aplica a todos los ámbitos de la vida, no sólo a la salud o la alimentación.

La idea principal es sustituir un nuevo objetivo, que muchas veces parece abrumador y difícil de alcanzar, por pasos muy pequeños que nos acerquen al éxito. Según el método kaizen, da pasos muy, muy pequeños. Empecemos por ejemplo con un tomate, recuerda que puede ser hasta 20 puntos, tú decides cómo haces los cambios.

  1. Durante una semana, intenta adquirir el mayor conocimiento posible sobre los tomates. Busque información sobre sus variedades, diferencias de sabor y propiedades promotoras de la salud con la mente abierta. Pero recuerda dar pequeños pasos. Un dato al día es suficiente.
  2. Durante los próximos 3 días, intenta tocarlos de forma más consciente que antes. Esto será especialmente útil para las personas a las que no les gusta su coherencia. (Ojo: tocar el tomate entero, aún es pronto para cortarlo).
  3. Y ahora llega el momento del aroma. Es necesario preparar varios neurotransmisores para los cambios que se avecinan, por lo que no se puede pasar por alto el sentido del olfato.
  4. El siguiente paso es cortar el tomate y tocarlo con la punta de la lengua. Nada mas.
  5. Al día siguiente, prueba un poco del jugo que cae en un plato, recógelo con el dedo y lámelo.
  6. Hora de la pulpa. No te comas el tomate entero, solo prueba la parte gruesa. PIEZA PEQUEÑA.
  7. Planifica mentalmente que la próxima vez comerás un cuarto de rebanada. Sin embargo, recuerda tu actitud, no esperes milagros si todavía tratas mentalmente a algo como a un enemigo.
  8. Prepara una ensalada y añade una mínima cantidad de tomate, pero también añade tu fruta dulce favorita o un poco de miel. El cerebro aprende nuevos sabores más fácilmente cuando van acompañados de algo dulce. La dopamina se libera en el cerebro, lo que activa el sistema de recompensa. Gracias a esto, tienes la oportunidad de deshacerte de las malas asociaciones más rápidamente y de que te guste un producto específico.
  9. Date tiempo. Recuerda que si hace años que no comes un determinado plato, este proceso también requiere paciencia. A veces basta con un mes, a veces medio año, a veces unos cuantos años.
  10. Recuerda las alergias. También puede ser que no comas algo porque desencadena el proceso de defensa de tu cuerpo. Por tanto, no fuerces nada y asegúrate de que tus desganas no se deben a alergias.

Al cerebro le gusta aprender, ¿o cómo funciona?

Existe una base biológica para el comportamiento, y esto significa que el cerebro es responsable de nuestras elecciones. Al recibir estímulos específicos, crea una reacción. Por tanto, al entrar en contacto con agua hirviendo, automáticamente retiraremos la mano, etc.

Sin embargo, vale la pena recordar que cada tipo específico de información sensorial u otros datos específicos se procesa por separado y se almacena en partes específicas del cerebro. El estado actual de los conocimientos supone que la amígdala también desempeña un papel importante en la codificación de los estímulos recibidos. Y nuestro cerebro tiene una capacidad constante para aprender nuevos hechos, lo que ocurre en el hipocampo.

Por tanto, aunque pueda resultar difícil y deshacerse de las asociaciones desagradables pueda resultar difícil, no quiere decir que no sea posible con la adecuada estimulación y repetición de las actividades realizadas, hasta que nuestro cerebro, en pequeños pasos, aprenda a repercibir lo que anteriormente despertó nuestra aversión.

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Marina García
¡Hola! Soy Marina García, escritora de arte de la jardinería, amante de la cocina y defensora entusiasta de los consejos útiles.