Surge otra consecuencia del consumo de sal, que repercute negativamente en la nutrición si existe este hábito.
Siempre se ha creído que consumir alimentos salados aumenta la sedy de hecho es una verdad reconocida. Pero ahora hay más: un estudio reciente publicado en el Journal of Clinical Investigation reveló que la sal no sólo hace que bebas más, sino que también estimula un aumento del apetito.
Este descubrimiento ofrece una nueva perspectiva sobre el papel del cloruro de sodio en nuestro cuerpo y sus implicaciones para nuestra dieta.
La sal es esencial para mantener el equilibrio hídrico del cuerpo. Cuando consumimos grandes cantidades de sodio, los riñones tienen que trabajar mucho para excretarlo, por lo que requieren una mayor ingesta de agua.
Este mecanismo es conocido, pero lo que surgió del estudio es que un exceso de sal no sólo nos hace querer más líquidos, sino que también nos lleva a buscar más comida.
¿Qué significa comer salado?
La investigación, realizada por científicos de la Universidad de Vanderbilt y el Centro Max Delbruck de Medicina Molecular, tenía un objetivo inicial bastante inusual: determinar las necesidades de agua durante un hipotético viaje a Marte.
Participaron 20 participantes, divididos en dos grupos, que siguieron una dieta similar pero con diferentes niveles de sal durante un período de más de 200 días. Todos los días, los investigadores controlaron los niveles de hidratación de los sujetos y analizaron la orina.
Los resultados fueron sorprendentes: quienes habían consumido una dieta más salada no necesitaron más agua, sino que mostraron un mayor apetito. Increíblemente, bebieron menos que sus seguidores. una dieta baja en sal.
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Intrigados por estos resultados, los investigadores realizaron un segundo estudio en un modelo animal, utilizando ratones para profundizar en los mecanismos biológicos implicados. Resulta que una dieta rica en sodio activa un mecanismo de emergencia en los riñones, permitiéndote ahorrar agua.
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Este proceso reduce la necesidad de beber, pero también requiere un mayor gasto energético, aumentando así la necesidad de alimento. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para nuestra nutrición diaria.
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El aumento del apetito inducido por la sal podría contribuir a una mayor ingesta de calorías, con consecuencias potencialmente negativas para la salud, como la obesidad y las enfermedades metabólicas. Por ello es fundamental prestar atención al consumo de alimentos salados, no sólo por la sed, sino también por el riesgo de comer más.