Las tortitas de patata son un plato aparentemente muy sencillo, pero no siempre conseguimos prepararlas como nos gustaría. Lo que más queremos es que queden crujientes por fuera y suaves por dentro. ¿Cómo hacerlo bien? Hay un paso al que debes prestar atención y es la temperatura.

Las tortitas de patata son muy populares porque su preparación es relativamente rápida y sencilla. Lo ideal es que queden crujientes por fuera y suaves por dentro. Sin embargo, no siempre es posible. La razón más probable podría ser… tener prisa. Que las tortitas de patata queden bien depende de seguir un paso.

¿Qué hacer para que las tortitas de patata queden crujientes por fuera y suaves por dentro? Presta atención a la temperatura.

Todo depende de la fritura, es decir, de la temperatura del aceite en el que se fríen las tortitas. Se deben freír en grasa bien calentada. La temperatura óptima es de aproximadamente 180 grados centígrados. ¿Cómo se comprueba si no tienes un termómetro de cocina? Simplemente coloque un trozo de masa cruda en la sartén. Si empieza a dorarse por los bordes y el aceite chisporrotea a su alrededor, significa que está bien caliente. Freír las tortitas de patata a fuego medio.

También se recomienda escurrir el exceso de líquido de las patatas ralladas antes de freírlas. Si hace esto, no solo eliminará el agua, sino también el valioso almidón, que es responsable de que las tortitas queden crujientes posteriormente. Por tanto, es mejor verter el exceso de líquido que se acumula, por ejemplo, en el bol en el que se rallan las patatas, que exprimirlas.

Algunas personas usan otro truco. Agregan un ingrediente a la mezcla de papas que asegurará que quede crujiente. Es una cucharadita de bicarbonato de sodio. Por otro lado, para que las tortitas de patata no beban demasiada grasa, hay que añadirles otro producto: el vinagre. Una cucharada de este líquido es suficiente y el plato sabrá mucho mejor. No hay duda de que las tortitas de patata quedan mucho más sabrosas cuando no están empapadas ni siquiera cubiertas de grasa. Sin embargo, después de freírlos, vale la pena secarlos con una toalla de papel.

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